Para poder comprender qué es un tumor de ovario, es preciso saber primero qué es un ovario y qué funciones tiene. Las mujeres tienen dos ovarios, estos órganos se encuentran en la zona pélvica, por encima del útero y a ambos lados del mismo. Los ovarios, de tamaño similar al de un albaricoque, están conectados a la matriz mediante las trompas de Falopio. Estos órganos del sistema reproductor femenino tienen dos funciones principales: la primera es producir estrógenos y progesterona, las hormonas responsables del desarrollo de las característica que distinguen al sexo femenino del masculino; su segunda función consiste en regular las menstruaciones de la mujer y el desarrollo de un óvulo al mes durante la edad fértil.
En los ovarios también pueden aparecer tumores, al igual que sucede en otras partes del cuerpo. Si el tumor de ovario no es canceroso, se le llama benigno. De lo contrario, si es canceroso, se le llama maligno. Por consiguiente, el tumor de ovario puede ser de dos clases: maligno o benigno; normalmente, no es posible determinar a qué clase pertenece hasta que se ha extraído, a menos que el tumor de ovario se haya extendido a otras partes del cuerpo. Los tumores de ovario pueden ser a su vez de tres tipos:
- Tumor de ovario epitelial: comienza en las células de la superficie de los ovarios. Es el tipo de tumor de ovario que aparece con mayor frecuencia.
- Tumor de ovario germinal: comienza en las células que producen los óvulos. Pueden ser benignos o malignos. La mayoría son benignos.
- Tumor de ovario estromal: se origina en las células que producen las hormonas femeninas.
Alrededor del 85% de los tumores de ovario comienzan en las células que cubren la parte exterior de los ovarios, si bien también pueden aparecer en las células productoras de ovarios (células germinales) o, con escasa frecuencia, en el tejido que produce estrógenos y progesterona, y que mantiene unidos los ovarios. El tumor de ovario benigno no se extiende; sin embargo, los tumores de ovario cancerosos sí se pueden extender si no se tratan a tiempo. Primero se extienden a los tejidos que rodean los ovarios y, más adelante, al útero, la vejiga, el recto y el revestimiento interno del abdomen. Finalmente, las células cancerosas alcanzan los ganglios linfáticos y se extienden a través de todo el cuerpo, invadiendo y dañando otros órganos, como, por ejemplo, los pulmones.
Los principales factores de riesgo del cáncer de ovario son una edad avanzada (el tumor de ovario es poco frecuente antes de los 45 y la mayoría aparece entre los 65 y los 74) y un historial familiar de cáncer de mama o de ovario. No obstante, menos del 10% de los tumores de ovario están relacionados con el historial familiar. Otros aspectos que pueden aumentar el riesgo de sufrir cáncer de ovario son el consumo de fármacos para la fertilidad, la terapia de reemplazo hormonal y el no haber tenido hijos. Por otro lado, hay otros aspectos que pueden reducir el riesgo de la aparición de un tumor de ovario, entre ellos: la ligadura de trompas, el consumo de anticonceptivos orales, tener hijos y la lactancia.
Es difícil detectar un tumor de ovario maligno a tiempo, solo alrededor del 25% de los cánceres de ovario se detectan en la etapa en que son fáciles de tratar, antes de que se hayan extendido más allá de los ovarios. Los síntomas del cáncer de ovario son poco perceptibles y no específicos. Algunos de los síntomas del tumor de ovario son: hinchazón y dolor abdominal, indigestión, cambios en la orina y en el funcionamiento de los intestinos, sensación de presión en la pelvis, cambios en el peso y hemorragia vaginal. Debido a que existen muchas afecciones no cancerosas que también pueden causar estos síntomas, es importante que consultes a tu médico para determinar si se trata de un tumor de ovario.